Diakonweihe von Salvador Luis Ferrandis Bellvís, Ordenación de diacono

zurück

Querido ordenando, querido Salvador
Estimados Padres Provinciales, estimada comunidad claretiana
Estimados hermanos sacerdotes
Queridas hermanas y queridos hermanos en Cristo

 

“Si Dios está con nosotros, ¿quién estará contra nosotros?, hemos oído de la carta del apóstol S. Pablo a los Romanos.

Yo me pregunto y os pregunto: ¿Quiénes son estos “nosotros” ¿Quiénes son los elegidos de Dios? ¿Un grupito de privilegiados? ¿Una casta elitaria? ¿Los superdotados? ¿Los afortunados?, ¿unos cuantos mimados? ¡No! Estos “nosotros” de los que habla San Pablo son todos los hombres. Cristo se ha hecho hombre, ha asumido todo lo humano; se ha hecho mundo, ha muerto y resucitado para salvar a todos los hombres, para llenar de felicidad y eternidad todos los corazones, para redimir todo el hombre, a todos los hombres. El plan salvífico de Dios hasta el último instante de la vida terrena de cada hombre consiste en llevarlo a la plenitud y a la felicidad infinita – esa es la esperanza invencible de Dios. Dios no se aleja de ninguno, no pierde la esperanza con ninguno. Su amor hacia nosotros es absolutamente incondicionado. San Pablo habla por propia experiencia: “Por esto estoy seguro de que ni la muerte ni la vida, ni los ángeles ni los principados, ni lo presente ni lo futuro, ni las potencias, ni lo alto ni lo profundo, ni ninguna otra criatura podrá apartarnos del amor de Dios manifestado en Cristo Jesús, Señor Nuestro”.

Si esto es la realidad más real, queridas hermanas y queridos hermanos, si este es el sentido más profundo de la historia humana y de la historia de la Salvación en Cristo no podemos pensar que algunos están “contra nosotros”, verlos como enemigos, sentirnos separados, distanciados, apartados, extraños a ellos, poniendo una barrera, un muro entre ellos y nuestros corazones. Si nos distanciamos de los demás, si hacemos acepciones empieza a ser menos verdad que Dios está con nosotros. Mientras estamos con los demás, mientras nos sentimos unidos con todos, podemos estar seguros que Dios está con nosotros.

Querido Salvador: mientras estés con los demás, en cuanto estés para los demás, mientras tu vida sea una pro-existencia, una existencia para, una vida dedicada al servicio de los demás, una vida diaconal, puedes estar seguro que el Señor está contigo. Si buscas y encuentras la cercanía de los predilectos de Cristo: desahuciados, hambrientos, prófugos y exiliados, de los aprisionados en el dolor, en la desesperación, en las pasiones, en los complejos, en depresiones, marginados, discriminados y abusados, perseguidos y descartados, entonces tienes a Jesús muy cerca de ti. Sé un diacono, sé Cristo cercano, tierno, fraterno, materno y paterno, compasivo al servicio de los demás. Si vives así Dios estará a tu servicio, lavará tus pies, enjugará tus lágrimas. Cristo será tu buen cirineo, el Señor será tu Diacono.

Jesús hablando con su Padre Dios antes de su pasión y refiriéndose a sus discípulos, refiriéndose a los que le seguían, decía: “Padre santo, guarda en tu nombre a los que me has dado”. ¿No es conmovedor este modo de calificar, de referirse a sus discípulos? “Los que me has dado”, los que me has confiado. Se trata de la humanidad entera – como veíamos antes. Dios ha confiado a Cristo todo el género humano. Todas las mujeres de este mundo y todos los hombres de nuestra tierra son las hijas y los hijos de Dios, que nuestro Padre Dios desea ardientemente que, con Cristo, en Cristo y por Cristo vuelvan a la casa paterna.

Puedo ahora preguntaros y preguntarme: ¿Como es nuestro corazón?

Salvador: dentro de pocos minutos serás diacono. ¿Quieres de verdad que la Gracia del Espíritu Santo transforme tu corazón en un corazón grande, sin límites, amador sin medida, abierto a extraños y amigos, sensible para conciudadanos y forasteros, suizos y japoneses – lo que estoy diciendo vale en definitiva para todos nosotros – quieres tener un corazón tierno con las izquierdas y las derechas, un corazón compresivo e incluyente con fundamentalistas, conservadores y progresistas, revolucionarios y no conformistas?

La oración de Cristo a su Padre Dios, podemos aplicarla a las circunstancias de esta ordenación diaconal:

Querido Salvador, es como si Cristo ahora te esté diciendo, pidiendo: “mientras estaba en el mundo he guardado a todos los que el Padre me había confiado. Ahora estoy a la diestra del Padre. Yo les di la Palabra de salvación. Yo soy la Palabra viva. Mis palabras transmiten la felicidad verdadera. Soy el Verbo eterno creador y redentor. Ahora tú en mi nombre haz lo mismo. Se tú ministro de la palabra de Vida, de la Palabra que engendra hermandad, fraternidad, concordia y paz. Yo los he guardado, protegido, custodiado, acompañado, comprendido, perdonado, animado, amado, los he llenado de esperanza, haz eso tú por ellos en mi nombre. Yo te los doy ahora. Yo estaré con ellos, con vosotros hasta el fin de los siglos, pero tu está con ellos, así estaré yo siempre contigo, sé diacono de la historia, encarna una Iglesia diaconal.”

Permitidme subrayar otras palabras del Señor: “No son del mundo, como yo no soy del mundo”, decía Jesús a su Padre Dios. Cristo efectivamente es Dios; pero no siendo del mundo, quiso libremente hacerse mundo, hacerse carne, hacerse historia del mundo, estar plenamente en el mundo, ser tierra, tiempo, vivir y sufrir todas las vicisitudes humanas, identificarse con todo lo nuestro. Su vida terrena conoció sol y penumbras, dolor y amor, luchas y paz, persecución y éxito, vida y muerte, mortaja y resurrección.

Como diácono, querido Salvador, disponte a ser tú no del mundo, pero muy humano, cercano a todo lo humano y terreno. Está 100% en el mundo y en la historia concreta de nuestros tiempos, ama el presente con todas sus vicisitudes, dramas y heroísmos, abismos de crueldad y espirales de injusticia.

Dios nos confía en cada época el mundo, desea que seamos protagonistas de la historia. Mujeres y hombres de todas las clases y condiciones se empeñan día a día caminando por los caminos de la vida. Seamos todos, se tu Salvador como diacono, un caminante con los caminantes, un peregrino con toda la Iglesia peregrina, no te distancies nunca. Ama el mundo, sirve al mundo sin mundanizarte.

María, madre de Dios y madre nuestra, ha sido y es para siempre sierva de Dios y de los hombres, Diaconisa sin medida. Cuando Cristo ascendió a los cielos hubiera sido lo más normal para una madre poder por fin llegar con ÉL a la casa del Padre. Pero obedeciendo diaconalmente a su hijo permaneció aun en esta tierra para ser la Diaconisa de la Iglesia naciente, acompañando maternalmente los primeros pasos de los cristianos en la historia. Querido Salvador, ELLA acompañará y protegerá tus pasos, tu servicio como diacono sin dejarte nunca.

Hagamos todos el propósito de desarrollar cada vez más un corazón diaconal y mariano. María interceda ante su hijo para que ESTE nos conceda a todos esta gracia. Amen.

 

Zúrich, 1. Februar 2025

Joseph Maria Bonnemain
Obispo de Coira

 

Bischof Joseph Maria weihte Salvador Luis Ferrandis Bellvís von der Kongregation der Klaretianer Missionare zum Diakon. Er ist in Valencia, Spanien, am 21. Dezember 1993 geboren. Salvador studierte vor dem Studium der Theologie Pharmazie. Er wirkt in der Pastoral der Spanischen Mission in Zürich und wird dort weiterhin als Diakon tätig sein. Nächstes Jahr wird er voraussichtlich in Spanien zum Priester geweiht, um anschliessend wiederum in der Mission in Zürich tätig zu sein.

 

zurück

Copyright 2025. All Rights Reserved.

Wir verwenden Cookies und Analyse-Software, um unsere Webseite benutzerfreundlich zu gestalten. Indem Sie unsere Website benutzen, stimmen Sie unseren Datenschutzbestimmungen zu.

Datenschutz Impressum
You are using an outdated browser. The website may not be displayed correctly. Close